miércoles, 25 de octubre de 2017

La música como herramienta de marketing para las marcas

El music branding es una técnica de comunicación englobada bajo el marketing de experiencias y sin ser percibida como publicidad, basada en la creación de contenido de entretenimiento musical, tanto a nivel online como offline, y de acciones de patrocinio cultural musical, con la finalidad de conectar con el público y de generar un sentimiento de identificación y fidelización hacia el proyecto.

La publicidad y la comunicación son un reflejo de la propia sociedad, como afirman algunos teóricos, ya que si ésta cambia, las dos disciplinas tienen que adaptarse para seguir consiguiendo llegar a las personas de forma efectiva. Y esto es lo que le ha pasado tanto a la industria musical como a las marcas: la sociedad ha cambiado sus formas de consumir y sus valores: ahora se mueven en medios digitales y líquidos, y exigen elementos como la inmediatez, la gratuidad, el entretenimiento y la publicidad no intrusiva. La música resulta ser una herramienta de marketing ya que sus consumidores se segmentan según estilos musicales y valores adyacentes a la música, proporcionando a los proyectos un excelente filtro para llegar a ellos. Las redes sociales representan una excelente herramienta de marketing, puesto que dejan constancia de los gustos e intereses de los usuarios, que además se agrupan por voluntad propia en comunidades virtuales basadas en valores comunes.

Marcas, industria musical y marketing de experiencias

 Las marcas y la industria musical han encontrado armonía en que ambas salen ganando: la primera, consiguiendo llegar a sus públicos de una manera más efectiva y de forma no intrusiva, adaptándose a las nuevas exigencias y formas de consumo del mercado; y la segunda, encontrando nuevas formas de sustento económico y vías de adaptación a las cambiantes necesidades de la sociedad. Esta es una de las principales razones por la cual las marcas apuestan por patrocinio cultural y también una de las explicaciones que responde al gran aumento de patrocinios culturales por parte de las marcas, así como el aumento progresivo y continuo de festivales y eventos musicales.

El consumidor final de las experiencias o el usuario/fan de los contenidos digitales sale ganando en ambas situaciones, ya que, por una parte, puede elegir entre una gran variedad de contenidos de entretenimiento que se adaptan a sus intereses y gustos y por otra parte siente cómo las marcas perfilan sus identidades y contenidos para encajar a la perfección con sus hábitos de consumo y con las necesidades de su día a día.

Las nuevas tecnologías y la Generación C

La nueva tecnología y su continua evolución también es una pieza clave en este engranaje, ya que ha sido el detonador del cambio en la forma de consumir música y publicidad. Además es un factor que retroalimenta la importancia y la presencia de las redes sociales: gracias a la nueva tecnología, como por ejemplo los teléfonos móviles inteligentes y las aplicaciones para éstos, se puede acceder a las redes sociales desde cualquier dispositivo, momento y lugar. Así que los contenidos de entretenimiento musical también pueden ser consumidos desde múltiples dispositivos y momentos.

Es en este panorama donde nace y se consolida la llamada Generación C, una generación de personas que estructuran sus comunicaciones y relaciones entorno a las tecnologías, las redes sociales y alrededor de valores como la conectividad, la inmediatez, lo intangible por encima de lo tangible y el rechazo a la publicidad intrusiva, entre otros. Se trata de una tendencia que busca encontrar marcas más humanas, más cercanas y más sociales, capaces de generar lazos emocionales y de potencias los aspectos intangibles de los productos y servicios que comercializan.

No es de extrañar que disciplinas como el marketing de experiencias o experiencial, ganen nuevos adeptos, ya que resulta una reflejo del cambio que está atravesando la sociedad. El marketing de experiencias busca llegar al público mediante contenidos de marca basados en el entretenimiento y que huyen de los formatos tradicionales de la publicidad, además de generar emociones alrededor de un proyecto, servicio y finalmente una marca. Además, ofrece la oportunidad a los consumidores de vivir situaciones inolvidables y adaptadas a sus preferencias y gustos además de únicas. De esta forma, las marcas pueden crear estados únicos con cada acto de compra o pensamiento por parte del consumidor. Todo ello con la clara finalidad de conseguir engagement, es decir, conseguir que la marca sea percibida como más cercana al consumidor.


El actual mapa formado por los agentes de la industria musical, el sector de la comunicación y esta nueva generación de consumidores que adoptan el rol de prosumidores, es relativamente reciente y aún tiene mucho por demostrar. Esta investigación solo explora una pequeña parte de la situación, por lo que puede ser objeto de estudio para futuros estudios y de cara a dar respuesta a nuevos interrogantes.